Cuando el papa Inocencio X devuelve la estima a Bernini después del proyecto fallido de las torres de San Pedro, éste le encarga una fuente central para la alargada Plaza Navona de Roma, con la dificultad añadida de tener que realzar el centro del espacio, sin romper la unidad de la plaza. La majestuosa Fuente de los Cuatro Ríos se erige espléndida sobre una bañera de planta elíptica. Al igual que ocurrió con la Fuente del Tritón en la Plaza Barberini de Roma, Bernini construye una piscina de escasa altura, apenas 50 cm., para que el espectador no pierda de vista el agua en ningún momento, con el eje mayor en el sentido longitudinal de la plaza (norte-sur), paralelo a la Iglesia de Santa Inés en Agonía de Borromini. Debido a su colosalismo, —las estatuas son cuatro veces más grandes que su tamaño natural—, junto con la Fontana de Trevi, esta es sin duda una de las fuentes más famosas de Roma.
Vista aérea de la Plaza Navona de Roma, con la Fuente de los Cuatro Ríos de Bernini en el contexto de la ciudad, presidiendo el centro de la plaza; abajo, bocetos originales realizados por Gian Lorenzo Bernini para la Fuente de los Cuatro Ríos, en donde podemos apreciar la gran similitud y parecido con el acabado final llevado a la realidad por el gran artista del barroco italiano.
Para soportar el gran peso del obelisco, Bernini ideó una gran estructura pétrea en mármol de travertino de forma triangular con cuatro apoyos principales que dejan sendos huecos en medio, espacios éstos aprovechados por Bernini para sorprendernos colocando diferentes animales como un caballo o un león. Las estatuas principales de la fuente, compuestas por figuras humanas, simbolizan las alegorías de los cuatro ríos más importantes del mundo conocido hasta ese entonces, Nilo, Danubio, Ganges y Río de la Plata, a la que se añaden la flora y la fauna representativa de cada continente. Nilo (África), cuya oscura faz representa los orígenes desconocidos de este río; Danubio (Europa), contemplando los emblemas del promotor de la obra, el papa Inocencio X; Ganges (Asia), sosteniendo un remo por su longitud como río navegable; Río de la Plata (América del Sur), rodeado de monedas para simbolizar la riqueza de América.
"Tal y como es sabido por los pagos efectuados entre 1650 y 1651, las estatuas gigantes que representan a los cuatro ríos del mundo son realizadas por cuatro de los principales ayudantes de Bernini. A. Raggi talla el río Danubio (en el cuadrante sudoccidental con los brazos elevados), C. Poussin el Ganges (cuadrante sudoriental, con el remo), F. Baratta el Río de La Plata (cuadrante noroccidental, un personaje de color lanzando las monedas que simbolizan la riqueza del territorio) y J. A. Fancelli el Nilo (cuadrante nororiental, con la cabeza cubierta, puesto que su nacimiento estaba sin descubrir). En la Fuente de los Cuatro Ríos, con las estatuas de mármol en manos de sus ayudantes, Bernini se reserva la talla del travertino de la roca, la palmera, el león y el caballo."; abajo, espectacular detalle de la Fuente de los Cuatro Ríos desde el noroeste, con la alegoría del Río Nilo en primer término y la del Río Ganges, al fondo
« Todos los elementos de una escultura son complementarios. », Gian Lorenzo Bernini
Para descubrir totalmente la fuente creada por Bernini es necesario dar una vuelta completa a su alrededor 360 grados, lo que hace que la imagen que tengamos de ella nunca sea la misma y que por tanto nunca podamos quedarnos con una imagen única. Es muy importante señalar que la fuente diseñada por Bernini para la Plaza Navona de Roma fue realmente innovadora para la época en que se construyó, ya que hasta ese momento nunca antes se había construido una escultura urbana que soportase un gran obelisco, de ahí no sólo su alto valor artístico, sino también histórico. La fuente creada por Bernini se sitúa frente a la Iglesia de Sant'Agnese in Agone, diseño de su eterno rival, el arquitecto Francesco Borromini, presidiendo el centro de la plaza, que antiguamente formaba el Estadio de Domiciano; abajo, vista de la Plaza Navona en 1760, Óleo sobre lienzo, por Canaletto.
Rivalidad Bernini vs Borromini (Plaza Navona)
« ¿Qué, si es verdad que dispuse y representé las alegorías de los cuatro ríos que presiden y dan significado a la fuente de la Piazza Navona en respuesta a la fachada que frente a ella se alza de la iglesia de Sant'Agnese in Agona, que Borromini realizase con maestría -esta sí- envidiable? ¿Acaso se me cree tan zafio y estúpido para no reconocer el valor y la audacia de esta obra?
Desde que entró a mis órdenes, allá por el año 1629, a la muerte de su tío Maderno, y ser yo nombrado, por derecho —pues de hecho ya lo era—, Arquitecto plenipotenciario de la Corte Pontificia, no dejó de generar bilis e inquina contra mí. Tras diez años trabajando con su tío se creía con tantos méritos como los que yo ostentaba para sucederle en el cargo. No digirió bien mi nombramiento, y, a partir de aquel día, todas sus acciones estuvieron encaminadas a minar mi autoridad, incluso sus colaboraciones en mis obras no tenían otro fin que intentar colocarse sobre mí, como diciendo: "esta es mi propuesta, para que veáis; más imaginativa que la de Bernini". Ingenuo, ¿no sabía acaso que su talento no hacía sino seguir el carril marcado por mi genio? Claro que se le dejaba libertad de creación a la hora de aportar ideas, pero eran ideas incardinadas en un marco que yo había propuesto. », Gian Lorenzo Bernini
« Creo que el contenido de la obra ha de ser profundo y tener cierto valor. Así, al representar objetos simples, el arte debe mostrar su idea y sentido alegórico, y hasta las fuentes deben estar previstas por el artista, aportando un contenido noble y verdadero. », Gian Lorenzo Bernini
arriba, imagen de la Plaza Navona de Roma con la Fuente de Bernini presidiendo el centro de la plaza frente a la Iglesia de Sant'Agnese in Agone (Santa Inés en Agonía), diseño de su eterno rival, el arquitecto Francesco Borromini y otros, inclusive el propio Bernini, que en 1657, —después de formar parte de una comisión de arquitectos por encargo de Inocencio X—, se encarga de la decoración interior de la iglesia, introduciendo dorados, esculturas y mármoles policromos; abajo, detalle de las dos alegorías de la Fuente de los Cuatro Ríos que tanto han dado que hablar.
Desde la Edad Media hasta el Renacimiento, las fuentes de Roma habían sido simples bebederos para animales. Debido a la nueva ordenación urbanística, que impulsará la ingeniería hidráulica, unido la gran vocación de los papas, harán que las fuentes comiencen a adquirir gran importancia. No hay que olvidar que el agua ha sido por los siglos de los siglos sinónimo de riqueza, belleza y fuente de vida. Así, las pequeñas fuentes existentes, —en muchos casos dotadas de una sola pila, y que han sido abastecidas desde la antigüedad a través de once viaductos diferentes desde lugares remotos—, son remodeladas y ampliadas. Para ello, las fuentes se adornan con estatuas de dimensiones colosales y otros elementos decorativos que reflejarán el poder y la riqueza de sus mecenas, encargos éstos realizados por papas bajo su pontificado; la Fontana de Trevi, la Fuente del Tritón o la Fuente de los Cuatro Ríos, tres de las fuentes más grandes y más famosas de toda Roma, donde intervino el gran artista multidisciplinar Gian Lorenzo Bernini, lo demuestran.
La rivalidad artística entre Bernini y Borromini con sus intervenciones en la Plaza Navona de Roma no tuvo límites. A pesar de que Borromini recibió en un principio el encargo de esta fuente por parte del Papa Inocencio X, Bernini consiguió arrebatarle el trabajo de forma muy astuta; abajo, modelo en terracota para la estatua que representa al Río de la Plata en el que se aprecian las monedas que simbolizan riqueza.
La astucia y picardía que tuvo Bernini para realizar este proyecto, y porqué no decirlo, también las "malas artes", obtuvieron su recompensa. La leyenda cuenta que Bernini dejó una maqueta de la fuente en plata (realizada por su cuenta) en casa de la influyente Olimpia Pamphili, también conocida como Donna Olimpia, cuñada del Papa Inocencio X, quien después de ver tan bellísima creación, no dudo un segundo en convencer a Inocencio X para construirla. Bernini se salía nuevamente con la suya, y el Papa Pamphili no tuvo más remedio que cambiar de opinión encargándole el trabajo a Bernini, lo que motivó que los celos y la envidia de Borromini, el siempre eterno rival a la sombra, que se remontaban nada menos que a 1624 con la construcción del Baldaquino de San Pedro, —para el que no había recibido el crédito que se merecía—, aumentaran aún más.
La envidia y los celos de Borromini dejándolo al margen de este proyecto fueron tan fuertes, que la Iglesia de Santa Inés en Agonía, diseño de Borromini, posee una ligera inclinación hacia la Plaza Navona, amenazando con caerse y destruir la Fuente de los Cuatro Ríos de Bernini; asimismo y como curiosidad, dos de las cuatro estatuas principales que conforman la fuente, —concretamente las que simbolizan el Río de la Plata y el Nilo—, la primera realiza un gesto con la mano para protegerse de la iglesia, y la segunda, a la vez que sostiene y acoge uno de los escudos del papa Inocencio X (el promotor de la obra) con su mano derecha, se tapa el rostro con un velo para no querer ver la obra de su eterno rival, Francesco Borromini.
arriba, vista cenital de la Fuente de los Cuatro Ríos con la Iglesia de Borromini, al fondo; abajo, escudo representantivo del Papa Inocencio X (Giovanni Battista Pamphili, 1574-1655), quien sucedió a Urbano VIII y fue Pontífice al frente de la Iglesia Católica durante los años 1644-1655
Bernini tiene su propio proceso creativo. Después de hacer un boceto (esbozo) previo con la técnica pictórica de carboncillo o sanguina sobre papel, realizaba un modelo en terracota (barro) con la idea que quería plasmar, para más tarde realizar una escultura final generalmente en mármol o bronce.
arriba, boceto previo original realizado por Bernini con la técnica pictórica de carboncillo sobre papel; abajo, Modelo de un león para la Fuente de los Cuatro Ríos, 1649-50, (Barroco Italiano), Escultura en terracota, 32 x 59 x 32 cm., Accademia Nazionale di San Luca, Roma, Italia
La Fuente de los Cuatro Ríos esconde otros detalles interesantes que merece la pena citar. Aparte de las cuatro alegorías que representan a los cuatro ríos ya mencionados y que están compuestas por figuras humanas, la fuente está decorada con diversa flora mediante una espectacular palmera y diferentes motivos ornamentales que surgen del agua, y que representan a la naturaleza de los cuatro continentes. Además y como curiosidad, Bernini incluyó siete animales en diferentes lugares de la fuente; se trata de un león, un cocodrilo, un caballo, dos serpientes, (una marina y otra de tierra), un delfín y un dragón, tal y como se puede observar en el collage de imágenes inferior.
Además, a los pies del Obelisco de Domiciano, en lo alto del mármol de travertino, concretamente en los lados norte y sur, dos escudos papales decorados con diversa fruta y peces, además de una paloma que tiene una ramita de olivo en el pico, distintivo principal de su emblema, representan al promotor de la obra, el papa Inocencio X.
Ficha: Fuente de los Cuatro Ríos
Promotor: Papa Inocencio X (Giovanni Battista Pamphili, 1574-1655)
Artista: Gian Lorenzo Bernini (Artista Universal)
Colaboradores: A. Raggi (Danubio), C. Poussin (Ganges),
F. Baratta (Río de la Plata), J. A. Fancelli (Nilo)
Nombre oficial: Fuente de los Cuatro Ríos (Fontana dei Quattro Fiumi)
Localización: Plaza Navona, Roma, Italia (Fuente central)
Material: Travertino y Mármol
Fecha de realización: Entre 1648 y 1651
Estilo: Barroco Italiano
Mapa de localización
Créditos Fotográficos
Imagen 1 Copyright © Dominio Público
Resto de imágenes y drawings Se desconoce la fuente
"Imágenes 4 y 5a-5c-5d-5e, Texto y Edición"
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