Baldaquino de San Pedro, 1624-1633, por Gian Lorenzo Bernini, Barroco Italiano, Roma, Italia




El Baldaquino de San Pedro está considerado como una auténtica obra maestra del arte barroco italiano. Se encuentra localizado en el corazón de la Basílica de San Pedro del Vaticano, en Roma, Italia. Diseñado por el incomparable Gian Lorenzo Bernini, este monumento imponente en escala y majestuosidad se erige espléndido como uno de los elementos más destacados y significativos en el interior de la basílica.

Construido entre los años 1624 y 1633 por encargo del Papa Urbano VIII, el Baldaquino de San Pedro fue concebido con la intención de embellecer el altar mayor de la Basílica de San Pedro, que se encuentra magníficamente colocado bajo la imponente cúpula diseñada por el legendario Miguel Ángel Buonarroti. Esta asombrosa estructura, realizada en bronce, deslumbra tanto por su altura, nada menos que 29 metros, casi como un edificio de siete plantas, como por su exquisita ornamentación.

El diseño del baldaquino de San Pedro es una muestra de la genialidad y destreza de Bernini en el estilo barroco italiano. Cuatro columnas retorcidas y en espiral ascendente se alzan poderosas y majestuosas, ostentando una profusión de hojas de acanto y motivos en relieve, que parecen cobrar vida ante nuestros ojos. Estas columnas se asientan sobre pedestales ricamente adornados, elevando la estructura hacia el cielo. En la cúspide del baldaquino, una imponente cúpula coronada por volutas y angelotes se yergue orgullosamente, mientras que en la parte más alta, una cruz señala la grandeza y la fe que este monumento representa. Los escudos de armas del Papa Urbano VIII y símbolos religiosos añaden un toque de solemnidad y devoción a la base del baldaquino.



Cuando observamos la majestuosa cúpula del baldaquino de San Pedro desde el suelo, podemos apreciar no sólo la grandiosidad inconmensurable del monumento, sino además, una paloma blanca que simboliza el espíritu santo.


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Rivalidad Bernini vs Borromini (Baldaquino de San Pedro)


El Baldaquino de San Pedro está intrínsecamente relacionado con la fascinante rivalidad artística entre dos gigantes del siglo XVII, como son Gian Lorenzo Bernini y Francesco Borromini, a quien se le atribuyen muchos de los bocetos originales de la obra. Aunque Bernini es ampliamente reconocido como el arquitecto principal del diseño, no se puede negar la influencia y participación activa del gran arquitecto Francesco Borromini en el proyecto, particularmente en la creación de bocetos y en la culminación de la cúspide del baldaquino. La rivalidad y competencia entre estos dos maestros del arte añade un atractivo adicional a esta extraordinaria obra, que se refleja en los detalles arquitectónicos y estilísticos de la estructura.



En conclusión, el Baldaquino de San Pedro de Roma se alza como una obra icónica inigualable del arte barroco, diseñada por el genio indiscutible y artista multidisciplinar Gian Lorenzo Bernini. Su presencia imponente y su exquisita ornamentación en bronce lo convierten en un símbolo inmortal de la Basílica de San Pedro. Además de su belleza estética, su importancia simbólica como protector del altar mayor y su papel en la rivalidad entre Bernini y Borromini, hacen de este monumento una joya única en la historia del arte. El Baldaquino de San Pedro perdurará como un testimonio eterno del esplendor barroco y la genialidad creativa de Gian Lorenzo Bernini y Francesco Borromini, cautivando a generaciones venideras con su majestuosidad y trascendencia.



Curiosidades del Baldaquino de San Pedro


En el proyecto del Baldaquino de San Pedro hay algunas curiosidades interesantes que merece la pena citar; además de que Borromini fue el artífice del diseño de la cúspide, a él también se le atribuyen la mayoría de los bocetos. Asimismo, debido a sus dimensiones colosales, —son nada menos que 29 metros de altura los que se alzan espléndidos sobre el altar mayor de la Basílica de San Pedro—, para la construcción del enorme monumento macizo se tuvieron que traer numerosas cantidades de bronce de diferentes lugares, entre ellos del propio Panteón de Agripa de Roma, lo que motivó numerosas críticas:


Vista del Panteón de Agripa cuando todavía conservaba "las orejas de asno de Bernini", por Ippolito Caffi, Óleo sobre lienzo, 24 x 31 cm., Colección privada

« Las columnas de bronce [del Baldaquino] fueron descubiertas el 29 de junio de 1627 y la inauguración del baldaquino completado tuvo lugar el 29 de junio de 1633, aunque las obras de retoque prosiguieron hasta 1635. El imponente trabajo acarreó críticas a su autor [Bernini] y al comitente [el papa Urbano VIII], sobre todo por los métodos con que se obtuvo la enorme cantidad de bronce empleado. En primer lugar se quitaron unas nervaduras de la cúpula, que dieron 103.229 libras, a las que se sumó una cantidad semejante traída de Venecia y Liorna. Como no bastaban, Urbano VIII no dudó en hacer que se quitara el bronce a las vigas del Panteón, así que la estatua "parlante" de Pasquino, quizás por obra del agente del duque de Mantua, acuñó la célebre frase que pasó a la historia: Quod non fecerunt Barbari, Barberini fecerunt ("Lo que no hicieron los bárbaros lo han hecho los Barberini", en alusión a la familia de Urbano VIII). El Panteón, a cambio de esta sustracción que brindó más metal del necesario, fue “enriquecido” con dos campanarios, demolidos en 1883, a los que el pueblo con ingenio agudo llamó "las orejas de asno de Bernini" », Daniele Pinton: "Bernini. Los caminos del arte" (2009)





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