La Piedad del Vaticano, Miguel Ángel Buonarroti, (Renacimiento Italiano), Roma, Italia, 1498—1499



Aunque todavía desconocido para muchos, desde muy temprana edad Miguel Ángel Buonarroti ya destacaba enormemente por encima del resto de artistas, por lo que, durante su primera estancia en Roma, su grandioso arte llamó poderosamente la atención del cardenal de la Basílica de Saint-Denis, Jean Bilhères de Lagraulas, —embajador de Francia en la Santa Sede del Vaticano—, quien para dejar un digno recuerdo de sí en esta famosa ciudad, encargó a Miguel Ángel una Piedad de bulto redondo, que, al concluirse, sería ubicada en San Pedro. No obstante, el encargo se llevó a cabo bajo algunas condiciones, ya que, tal y como figura en el contrato firmado en Roma, el 27 de Agosto de 1498, se trataría de « una Piedad de mármol, hecha con una Virgen María vestida sosteniendo en sus brazos a su hijo Jesucristo muerto, a escala natural ». El artista florentino conseguía así su primer encargo importante, por el que iba a cobrar 450 ducados de oro en moneda pontificia, y que debía realizar en el plazo de un año.



arriba, imagen de la antigua cantera conocida como "ladera del Polvaccio" o "cueva del Polvaccio", cuya particularidad radica en que su mármol posee una gran calidad para la talla. Por este motivo, desde la ya Roma Imperial (Edad Antigua) con la construcción de los Arcos de Trajano, y más tarde durante el tercer período de la Historia Universal, concretamente en la Edad Moderna (1492-1749), —en el que se desarrollaron sus dos más importantes estilos artísticos, como son el Renacimiento y el Barroco—, prestigiosos artistas como Miguel Ángel Buonarroti o Gian Lorenzo Bernini, entre otros, eligieron este preciso lugar para extraer el material con el que confeccionaron algunos de sus más importantes encargos. Tanto la Piedad del Vaticano, como las estatuas de la Tumba del Papa Julio II, —de donde saldría su espléndido Moisés—, fueron extraídas de este casi inaccesible lugar, situado en lo alto de las montañas de Carrara, alejado de la civilización. Jacopo Galli, representante de Miguel Ángel en dicho contrato, aseguró al cardenal benedictino que la obra estaría concluida en el plazo de un año, y que sería « la escultura mas bella de toda Roma, ya que ninguno de los Maestros actuales serían capaces de superarla ».


arriba, marina de Carrara, con los Alpes Apuanos al fondo, lugar de donde Miguel Ángel extrajo el bloque de mármol blanco en el que crearía su primera obra maestra, la Piedad del Vaticano.






Tal y como era costumbre y gusto en el Renacimiento Italiano, Miguel Ángel Buonarroti talló la escultura de la Piedad de un sólo bloque de mármol. Para ello, el propio artista se personó en las canteras de los Alpes Apuanos, situadas al norte de la ciudad de Carrara, en la Toscana, donde eligió minuciosamente el bloque de mármol blanco en el que tallaría posteriormente la Piedad. Hacia la 3ª semana de noviembre de 1498, Miguel Ángel se marchó a Carrara para supervisar personalmente la extracción del material, y con la ayuda de canteros locales, —en una zona bastante elevada e inaccesible de las laderas de Polvaccio—, el artista eligió un trozo en "ese punto difícil donde uno sabe que el mármol es de buena calidad". Por supuesto, trasladar un bloque de esas dimensiones en aquella época entrañaba muchas dificultades. Por un lado había que cortar el mármol con una sierra de cable con medios humanos, y por otro, sacar el bloque de la montaña con la ayuda de unas cuñas de madera o piedra, dejándolo caer posteriormente sobre un pequeño terraplen para no dañarlo. Más tarde, con un sistema de poleas mediante cuerdas, varios hombres hacían descender el bloque por la ladera de la cantera. Este procedimiento demuestra que no sólo era un proceso largo y tedioso, sino también muy peligroso debido al gran peso del material; de hecho, el propio Michelangelo casi pierde la vida en una ocasión durante este proceso. El bloque de mármol fue trasladado a la costa de Carrara, donde fue enviado posteriormente en barco hasta Roma para comenzar su talla.


Uno de los debates interesantes que originó la Piedad del Vaticano después de inaugurarse la obra fue la eterna juventud que presentaba la Virgen. Cuando se le preguntó al maestro porqué había representado a la Virgen tan joven, éste contestó: « Las personas enamoradas de Dios no envejecen nunca. La Madre tenía que ser joven, más joven que el Hijo, para demostrarse eternamente Virgen; mientras que el Hijo, incorporado a nuestra naturaleza humana, debía aparecer como otro hombre cualquiera en sus despojos mortales. », Miguel Ángel Buonarroti






Miguel Ángel se mostró desde un principio bastante caprichoso y perfeccionista con el encargo, hasta tal punto, que presentó la obra tan sólo -dos días antes- de cumplirse el plazo, por lo que, el cardenal de Saint Denis, promotor de la obra y que lamentablemente había fallecido unos días antes, no pudo ver finalmente concluida la obra. Debido al fallecimiento del cardenal, la Piedad se emplazó en un primer momento en el sepulcro del eclesiástico, ubicado en la Capilla de Santa Petronila del Vaticano, tal y como había sido su deseo. Sin embargo, más tarde sería trasladada a la Capilla de San Pedro, posteriormente a la capilla della Febbre, (por este motivo también se la conoce como la Virgen della Febbre), y desde 1749 se exhibe en la capilla del Crucifijo, la 1ª capilla a la derecha de la Basílica San Pedro, donde puede admirarse hoy en todo su esplendor.



Otro de los debates que suscitó la bellísima obra creada por el gran Miguel Ángel para San Pedro fue su autoría, ya que, debido a su juventud, —contaba con tan sólo 24 años de edad—, resultaba prácticamente imposible que un artista tan joven pudiese haber tallado tal inmensa obra de arte de absoluta perfección, extrayéndola de un único bloque de mármol. De modo que otra de las curiosidades de la Piedad del Vaticano es que se trata de la única obra firmada por el artista. Tal y como describe Giorgio Vasari en la biografía de Michelangelo: «...un día, al entrar Miguel Ángel en la capilla donde está la Piedad, encontró allí a gran número de forasteros lombardos que alababan mucho la obra. Uno de ellos le preguntó a otro quién la había ejecutado y éste contestó: "Nuestro Gobbio, de Milán". Miguel Ángel nada dijo, pero le dolió que sus esfuerzos fuesen atribuidos a otro, de modo que una noche se encerró en la capilla con una luz y sus cinceles, y grabó su nombre en la obra ».


Para que no hubiese ninguna duda de su autoría, Miguel Ángel talló en la cinta que sostiene el manto de la Virgen la inscripción, « MICHEL A(N) GELUS BONAROTUS FLORENT(INUS FACIEBAT. », cuya traducción viene a decir: « Miguel Ángel Buonarroti, el florentino, la hizo. »


Antecedentes a la Piedad:

En 1488, con tan sólo 13 años de edad y por recomendación de Domenico Ghirlandaio, el jovencísimo Miguel Ángel entra como aprendiz en la escuela de escultura que "el Magnífico" Lorenzo de Médici había creado en los jardines florentinos de San Marco donde permaneció cuatro años, hasta 1492. Es durante estos años cuando esculpe los preciosos relieves de la Batalla de Hércules con los Centauros y la Virgen de las Escaleras, además de colaborar en la restauración de la escultura antigua del Hércules Farnesio, para el que también diseñó un nicho. « Ocurrió que los Médicis fueron expulsados de Florencia en Noviembre de 1494. Pocas semanas antes, Miguel Ángel había ido a Bolonia, y luego a Venecia, pues temía que, por ser íntimo de la familia, le ocurriera algo siniestro. Como en Venecia no encontró medios de existencia, regresó a Bolonia ». Es en esta ciudad donde, aparte de estudiar la obra de Jacopo della Quercia, —quien se le considera una de las referencias más importantes para Miguel Ángel—, el artista esculpe tres estatuas de mármol que faltaban en el Arca de la Basílica de Santo Domingo: San Petronio, San Próculo y un bellísimo Ángel con un candelabro.


arriba, de izquierda a derecha, las tres obras más importantes y representativas de la primera etapa de joven del artista junto con el cupido (perdido): la Virgen de las escaleras, la Batalla de Hércules con los centauros y el Baco.

Poco más de un año después de su estancia en Bolonia, Miguel Ángel siente que está perdiendo el tiempo, por lo que vuelve a Florencia. Es aquí donde realizará, para Lorenzo di Pierfrancesco de Médici, un San Juan de mármol y un cupido dormido a tamaño natural. Gracias al revuelo que se formó con esta última escultura, que fue envejecida a posta por Miguel Ángel para darle un mayor valor, éste consigue una importante recomendación para viajar por primera vez a Roma en julio de 1496. Será en esta ciudad donde crea, para el cardenal Riario, el Baco (Dios del vino). El artista despierta inmediatamente gran interés y admiración por el cardenal de Saint Denis, —llamado también cardenal de Rohan—, quien algo enfermo, para dejar un bonito recuerdo de sí en esta famosa ciudad, le encarga al joven Miguel Ángel una Piedad en mármol que sería ubicada en la Basílica de San Pedro del Vaticano. Miguel Ángel permanecerá en Roma hasta 1501, fecha en la que regresará a Florencia para esculpir su siguiente obra maestra, el David, que a la postre se convirtió en la escultura más famosa de todos los tiempos.



Tres frases de "El Divino" Miguel Ángel en relación a la Piedad:

« La verdadera obra de arte no es más que una sombra de la perfección divina. »
« ¿Cómo puedo hacer una escultura? Simplemente retirando del bloque de mármol todo lo que no es necesario. »
« En cada bloque de mármol veo una estatua tan clara como si se pusiera delante de mí, en forma y acabado de actitud y acción. Sólo tengo que labrar fuera de las paredes rugosas que aprisionan la aparición preciosa para revelar a los otros ojos como los veo con los míos. »



Una Piedad es una « representación en pintura o escultura del dolor de la Virgen María al sostener el cadáver de Jesucristo descendido de la cruz ». Sin embargo, Miguel Ángel nos muestra en esta obra una belleza completamente neoplatónica; no existe en ambas figuras ningún tipo de dolor o sufrimiento.






En 2003, después de entrar en una tienda de antigüedades de la zona norte de Italia, un coleccionista de arte italiano compró un modelo en terracota de pequeño tamaño, apenas 30 cm. de altura, que se hallaba en una cajita llena de moho y que representaba una Piedad, con la particularidad de que la pieza había sido policromada (pintada) hasta en nueve ocasiones. Dicho coleccionista encomendó una restauración a la Dra. Loredana Di Marzio, que necesitó tres años para eliminar las sucesivas capas de repintado. Al terminar, asombrados, después de realizar un análisis exhaustivo de la obra, -el modelo había sido creado al tamaño de una braccia (0,595 m.), medida antigua muy habitual en los modelos en terracota de Michelangelo-, los expertos descubrieron que se trataba nada menos que del modelo original creado en terracota por Miguel Ángel -a finales del cuatrocientos italiano- para la Piedad del Vaticano. Es sabido que Miguel Ángel era una persona agnóstica (que ni creía, ni dejaba de creer en Dios), y el modelo en terracota descubierto en 2003 presentaba tres figuras: la Virgen, Jesucristo y un cupido, este último descartado de la obra final en mármol.


arriba, Piedad, 1498, Boceto original en terracota para la Piedad del Vaticano, por Miguel Ángel Buonarroti, 30 cm. altura, (Renacimiento Italiano, Quattrocento), Colección privada; abajo, detalle del cupido.



El cupido, del que lamentablemente sólo se conservan el torso y uno de los brazos que sujeta la mano de Jesús, es de origen pagano. Este ángel portaba entre sus alas (hoy perdidas junto con la cabeza) un carcaj de flechas, lo que hace suponer que Miguel Ángel representó en un principio a dos esposos en la Piedad del Vaticano, de ahí la juventud que presenta la Virgen. Un cupido representa en la mitología romana al dios del deseo amoroso, no como un amor filial entre una madre y su hijo, sino como el amor carnal de dos personas que se quieren y han contraído matrimonio. Si Miguel Ángel hubiese presentado la Piedad con un cupido ante la Santa Sede del Vaticano, al ser de origen pagano, probablemente habría causado profundo malestar y gran polémica en el seno de la Iglesia. Por este motivo, previsiblemente Miguel Ángel decidió descartarlo en la escultura final. Existen muchos mensajes ocultos en las obras de Miguel Ángel, y sin duda la Piedad del Vaticano es una de ellas. « Ya a los 16 años, mi mente era un campo de batalla: mi amor por la belleza pagana, el desnudo masculino, en guerra con mi fe religiosa. Una polaridad de temas y formas, una espiritual y la otra terrenal. », Miguel Ángel Buonarroti.


arriba, Piedad (inspirada en el modelo en terracota de Miguel Ángel), por Annibale Carracci, (Barroco italiano), 1599-1600, Óleo sobre lienzo, 156 X 149 cm., Museo Nacional de Capodimonte, Nápoles (ITA)






El ángel pensado en un principio por Miguel Ángel para la Piedad del Vaticano hubiese completado el triángulo equilátero perfecto en el que quedarían inscritas las tres figuras. Para corroborar el gran descubrimiento del modelo en terracota de pequeñas dimensiones, es muy interesante señalar que en documentos del siglo XVI se halló un inventario de propiedades de una familia rica boloñesa -de apellido Casali- que poseía "un modelo de una Piedad hecha por Miguel Ángel de terracota" y que, en 1.581, tenía expuesto en su capilla familiar. Annibale Carracci, empleado por la familia, pintó ese modelo en 1.599 (unos cien años después de haberse creado el original). La pintura realizada por Carracci, máximo rival de Caravaggio en el Barroco italiano, refleja la misma forma y composición que el modelo en terracota creado por Miguel Ángel. Este pequeño modelo de apenas 30 cm. realizado en terracota fue creado por el artista para convencer definitivamente al cardenal de St. Denis de crear una escultura final en mármol a gran tamaño. Este procedimiento de los artistas era muy habitual en el Renacimiento, ya que de esta forma se aseguraban la comisión de los encargos.


arriba, boceto original creado por Michelangelo en terracota después de su descubrimiento. La pequeña estatua había sido pintada y repintada una y otra vez (hasta en nueve ocasiones) durante el transcurso de 500 años. Obsérvese el gran parecido con el bello lienzo de Annibale Carracci, inclusive en el color de las vestimentas, sobre todo en el azul de la Virgen.






El tridente a modo de pirámide imaginaria suele funcionar muy bien en diseño, tres elementos que se complementan y forman un todo; en pintura y fotografía se llama tríptico. Si contemplamos la Piedad del Vaticano de frente, en la que Miguel Ángel hizo especial énfasis, —para que la obra fuese observada principalmente desde ese punto de vista, lo que se conoce como punto de vista único miguelangelesco—, el grupo o conjunto escultórico presenta una composición piramidal, quedando las figuras inscritas en un triángulo equilátero. El gran realismo alcanzado por Miguel Ángel en la Piedad del Vaticano sólo fue posible gracias al estudio exhaustivo previo de la figura humana. Después de realizar un Crucifijo de madera para el altar mayor de la Iglesia de Santo Spirito de Florencia, agradó tanto al prior, que éste permitió a Miguel Ángel « el uso de locales en que, disecando cadáveres para estudiar la anatomía humana, empezó a dar perfección a su gran capacidad de dibujante ». Este tipo de prácticas estaban prohibidas y penadas con la hoguera en aquella época, y sin embargo artistas como Leonardo da Vinci o Miguel Ángel sí consiguieron estudiar la anatomía humana de esta forma para perfeccionar su arte.


La bellísima Piedad creada por Miguel Ángel en su primera etapa clasicista quedó finalmente representada por la Virgen María, quien, con la cabeza ligeramente inclinada, sostiene en su regazo a su hijo Jesucristo muerto; a la vez, con su mano izquierda extendida, la Virgen ruega una oración por su alma.

Memorias de Vasari sobre la Piedad de Miguel Ángel:

« Durante su estancia en Roma progresó tanto, que no se podía creer que tuviese pensamientos tan elevados y realizara con tanta facilidad difíciles proezas; asombraba tanto a los que no estaban acostumbrados a ver tales cosas, como a los que estaban acostumbrados a las buenas producciones, porque lo que los demás hacían parecía una nulidad comparado con lo de Miguel Ángel. Lo cual despertó en el cadernal de Saint-Denis, llamado cardenal de Rohan, un francés, el deseo de dejar, mediante tan excepcional artista, algún digno recuerdo de sí en tan famosa ciudad, y le encargó una Piedad en mármol, de bulto entero, la cual, una vez terminada, fue colocada en San Pedro, en la capilla de la Virgen María della Febre, en el templo de Marte.

A esa obra, nunca piense escultor o artista sobresaliente poder añadirle jamás mejor composición o mayor gracia, ni superarla en finura, pulido o delicada talla del mármol, porque en ella se resume todo el valor y toda la fuerza del arte. Entre las bellezas que allí se encuentran, aparte de los divinos drapeados, se destaca el Cristo muerto; en belleza de los miembros y arte en la representación del cuerpo, es un desnudo insuperable, bien estudiado en cuanto a músculos, venas, nervios y huesos y, además, no hay muerto que parezca más muerto que éste. La dulcísima expresión del rostro y la concordancia en las coyunturas de brazos, piernas y torso, el trabajo de las venas, todo causa maravilla, y se asombra uno de que la mano de un artista haya podido hacer en tan poco tiempo cosa tan admirable; porque ciertamente es un milagro que una piedra, en principio sin forma alguna, pueda ser llevada jamás a la perfección que la naturaleza, con esfuerzo, suele dar a la carne.

Esta Piedad le dio mucha fama y si bien algunos tontos dicen que hizo demasiado joven a la Virgen ¿no advierten ni saben que las personas vírgenes inmaculadas mantienen y conservan largo tiempo la expresión de su rostro sin alteración alguna, mientras que con los afligidos, como Cristo, ocurre lo contrario? De modo que esa obra agregó bastante más gloria y fama a su talento que todas las anteriores. »






Desafortunadamente, el 21 de mayo de 1972, un hecho trágico se producía en la Basílica de San Pedro de Roma. Un demente ocasionaba gravísimos daños a la Piedad de Miguel Ángel después de golpear la escultura con un martillo hasta 15 veces antes de ser reducido por el personal de seguridad. La primera obra maestra de Miguel Ángel Buonarroti quedaba seriamente dañada, afectando sobre todo a la nariz, los párpados y la mano izquierda de la Virgen, de la que se desprendieron en total 50 fragmentos. Debido a este gravísimo incidente, —son inconcebibles actos destructivos de este tipo ante una de las obras de arte más importantes de toda la historia de la humanidad—, la escultura fue sometida inmediatamente a una importante y exhaustiva restauración que duró casi un año, exponiéndose nuevamente al público en el mismo lugar en 1973, esta vez tras un cristal blindado.


Contrato para la Piedad del Vaticano:

ROMA, 27 Agosto 1498

Se hace saber a quién lee este contrato que Su Eminencia el Cardenal de San Dionisio ha llegado al siguiente acuerdo con Jacobo Galli, que representa al Maestro Miguel Ángel, escultor florentino, para que dicho escultor esculpa, a sus propias costas, una Piedad de mármol, hecha con una Virgen María vestida sosteniendo en sus brazos a su hijo Jesucristo muerto, a escala natural, pagando la cantidad de 450 ducados de oro en moneda pontificia, en el plazo de un año a contar del día en que se inicie la obra.

Su Eminencia efectuará el pago de la manera siguiente:

Entregará antes del comienzo del trabajo 150 ducados de oro en moneda pontificia. Una vez que haya comenzado la obra pagará al citado Miguel Ángel 100 ducados de oro de la misma moneda cada cuatro meses, de forma que los mencionados 450 ducados de oro en moneda pontificia estén satisfechos al plazo de un año si este encargo se ha realizado. Si la obra fuese concluida con antelación a esa fecha, Su Eminencia pagará entonces toda la suma.

Yo, Jacopo Galli, prometo a Su Eminencia el Cardenal que el susodicho Miguel Ángel terminará la obra en el plazo de un año y que será la escultura mas bella de Roma ya que ninguno de los Maestros actuales serían capaces de superarla.

Prometo, por otra parte al citado Miguel Ángel, que Su Eminencia el Cardenal satisfará el pago en la forma convenida.

Para dar fe de todo esto yo, Jacopo Galli he redactado de mi puño y letra el presente documento en el año, mes y día arriba indicados. Este contrato suspende y anula cualquier otro escrito por mi o por el mencionado Miguel Ángel, y solo el presente tiene valor legal. Así lo acuerdan ambas partes. Su Eminencia el Cardenal me entregó a mi, Jacobo Galli en fecha reciente, 100 ducados de oro en moneda pontificia, y hoy me entrega 50 ducados de oro de la misma moneda.

Joannes, Cardinalis s.Dyonisii
Jacobus Gallus, de su puño y letra.



Ficha: La Piedad del Vaticano
Cliente: Jean Bilhères de Lagraulas (Cardenal de Saint-Denis)
Escultor: Miguel Ángel Buonarroti (Artista Universal)
Nombre Oficial: Piedad (Pietà)
Nombres alternativos: Piedad del Vaticano; Virgen della Febbre
Fecha de creación: 1498-1499 (363 días)
Estilo: Renacimiento Italiano (Quattrocento)
Material: Mármol blanco (Alpes Apuanos-La Toscana)
Tema: Religioso
Dimensiones: 195 cm. ancho x 174 cm. alto
Planta: Elipsoidal
Único viaje de la Piedad: Feria Mundial de Nueva York en 1964
Restauración tras el ataque: 1972-73
Localización: Capilla del Crucifijo, 1ª Capilla a la derecha de la
Basílica de San Pedro del Vaticano, Roma, Italia



Mapa de localización (Basílica de San Pedro del Vaticano, Roma, Italia)


Créditos Fotográficos:
Foto 1 © Stanislav Traykov
Foto 2-7a,b, c-10-11-13 Se desconoce la fuente
Foto 3 © Antonio Somoza
Foto 12 (Piedad de Annibale Carracci) © Dominio público
Resto de imágenes © Robert Hupka Web
Texto y Edición © José Miguel Hernández Hernández
Editor, Escritor, Fotógrafo, Blogger, Diseñador Gráfico, Ilustrador
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