Laocoonte y sus hijos, por Agesandro de Rodas, Polidoro y Atenodoro, 50 d. C., Museos Vaticanos, Roma, Italia

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Nombre Oficial: Laocoonte y sus hijos
Fecha de creación: hacia el año 50 d.C.
Autores: Agesandro, Polidoro y Atenodoro
Período: Barroco Helenístico (Escuela Rodia o de Rodas)
Material: Mármol blanco
Técnica: Talla
Dimensiones: 242 cm. de altura (incluyendo el pedestal)
Estilo: Grecia
Género: Mitológico
Tipología: Grupo escultórico de bulto redondo o entero
Nombres alternativos: Grupo del Laocoonte o simplemente Laocoonte
Descubrimiento: 14 de Enero de 1506, en la Colina del Esquilino (Roma)
Localización originaria: Según Plinio El Viejo en el Palacio del Emperador Tito
Localización actual: Museo Pío Clementino, (Museos Vaticanos), Roma, Italia
Obra original: Bronce del Siglo II a.C.
Inspiración: Friso de la Lucha de Atenea y Alcioneo (Altar de Zeus, Pérgamo)


Afortunadamente, algunas de las mayores obras maestras de la antigüedad todavía hoy nos sobreviven gracias a las copias romanas que fueron creadas en su honor para preservarlas. El famoso Laocoonte, considerado por Plinio El Viejo (23-79 d.C.) « la mejor de todas las obras tanto de pintura como de escultura » y que encierra mucha historia, se corresponde con un grupo escultórico de bulto redondo tallado en mármol blanco en un sólo bloque que representa al sacerdote troyano Laocoonte, quien intenta luchar con sus hijos por librarse de dos serpientes marinas que están a punto de devorarles. Se trata de una de las esculturas más geniales de todos los tiempos, una copia en mármol del siglo I d.C. de un original griego en bronce del siglo II a.C., hoy perdido, obra de Agesandro, Polidoro y Atenodoro, grandísimos artistas de la antigua Grecia, escuela Rodia o de Rodas, del Período helenístico. No obstante, junto con Apolo y el Torso del Belvedere, el grupo escultórico conocido como Laocoonte está considerado como la escultura más famosa de los Museos Vaticanos de Roma.


arriba, Retrato de Giuliano da Sangallo, por Piero di Cosimo, 1482-1485, Óleo sobre tabla, 47,5 cm. x 33,5 cm., Rijks Museum, Holanda. Este retrato pertenece a un díptico en el que también aparece reflejado otro retrato de Francesco Giamberti; abajo, izq. El David de Miguel Ángel en la Plaza de la Señoría de Florencia (por Arrighetti) y dcha. La Gioconda de Leonardo da Vinci.



El bellísimo Grupo escultórico del Laocoonte fue descubierto -en pleno Renacimiento- el 14 de enero de 1506. Para ponernos en antecedente, Miguel Ángel ya había esculpido de forma magistral La Piedad del Vaticano (1498-1499) y El David (1501-1504), y Leonardo da Vinci ya había hecho lo propio con La Gioconda (1502-1506). Esa mañana fría de invierno, Danielle Magro, un campesino que cavaba en un viñedo de Colle Oppio propiedad de Felice de Fredis, en la Colina del Esquilino, —entre la Basílica de Santa María la Mayor y el Coliseo de Roma—, fue la persona afortunada que encontró el emblemático monumento. Curiosamente, la escultura se hallaba en el interior de una cámara subterránea; el empleado cayó literalmente dentro del socavón, avisando rápidamente de lo ocurrido al propietario del viñedo, quien a su vez trasladó la importante noticia a las autoridades. Es muy importante señalar que el agujero donde yacía la escultura era el lugar donde se encontraban las antiguas Termas de Tito. No obstante, en esta zona se encontraba antiguamente la Domus Aurea, un enorme Palacio de 50 hectáreas de extensión, que había sido construido por Nerón (37 d.C.-68 d.C) después del triste incendio ocurrido en julio del año 64 d.C. y que arrasó la mayor parte de la ciudad de Roma.

Al enterarse de tal importante hallazgo, el papa Julio II (Giuliano della Rovere 1443-1513) movió hilos de inmediato para comprobar la veracidad de la noticia, y envió al arquitecto papal Giulliano da Sangallo (1443-1516) para que evaluase el importante descubrimiento y supervisase personalmente la excavación. Se trataba de una obra mítica desaparecida hasta ese entonces, pero de la que Plinio El Viejo ya había hablado en sus escritos hacia el año 70 d.C. después de su visita al Palacio del Emperador Tito (39-81 d.C.); la escultura fue encontrada enterrada en el lugar donde se encontraban las ruinas del Palacio donde residía el emperador. « El Laocoonte se encuentra en la mansión del emperador Tito... Fue esculpido en un solo bloque de mármol por los excelentes artistas de Rodas Agesandro, Polidoro y Atenodoro y representa a Laocoonte, sus hijos y las serpientes admirablemente enroscadas. », Plinio.


Retrato del papa Julio II, 1511, por Rafael Sanzio, (Renacimiento Italiano), Óleo sobre lienzo, 108 × 80,7 cm., National Gallery, Londres (UK)

La ocasión lo merecía, y Giuliano da Sangallo pidió a su amigo Miguel Ángel que lo acompañara, y juntos acudieron al lugar con Francesco, el hijo pequeño del primero, de tan sólo doce años, futuro escultor. El arquitecto Giuliano da Sangallo había acogido a Miguel Ángel y a su caballo en su casa a su regreso de Florencia, y también había convencido al papa Julio II de que Miguel Ángel tallara su futura tumba, la mayor empresa del maestro hasta ese momento. Al llegar al viñedo de la colina del Esquilino donde se encontraba la mítica escultura, el pequeño y travieso Francesco no se contuvo y fue el primero en saltar. Danielle (el campesino) había ido a buscar una escalera, pero antes de que regresara, impacientes, Sangallo y Miguel Ángel no dudaron también en saltar para descubrir cuanto antes (con sus propios ojos) el gran hallazgo arqueológico. La luz tenue que se filtraba por el agujero producido por el socavón no impedía ver aquella maravilla de estatua que, recubierta de tierra, aumentaba aún más la blancura y belleza del monumento. Asombrados, y después de contemplar absortos tal bellísima creación, Sangallo exclamó, « ¡No hay duda, éste es el Laocoonte que mencionaba Plinio! ». Pronto informaron al papa de la autenticidad de la obra, considerada, junto con el Discóbolo de Mirón, la Victoria alada de Samotracia, la Venus de Milo o el Grupo escultórico del Toro Farnesio, como una de las grandes obras maestras de la estatuaria griega.


Mapa de las Siete colinas de Roma: El Aventino, El Capitolino, El Celio, El Esquilino (donde fue descubierto el majestuoso Grupo escultórico del Laocoonte), El Palatino, El Quirinal y El Viminal; el río Tiber a la izquierda.

Ambos artistas no dudaron un segundo en aconsejar al papa comprarla de inmediato para trasladarla al Vaticano. La obra, de 242 cm. de altura (incluyendo el pedestal), fue adquirida por algo más de 600 ducados de oro de la época, y Miguel Ángel dijo más tarde de ella que todo lo que sabía lo había aprendido de esta escultura. El grupo escultórico, como principal atractivo y presidiendo un lugar destacado, fue expuesto al público bajo una hornacina en el Patio Octogonal, —antiguamente llamado Patio de las Estatuas— del Complejo de los jardines Belvedere proyectado por Bramante. El Papa Julio II era un gran amante del arte y acérrimo clasicista, y el Vaticano ya poseía una gran colección de escultura antigua, por lo que la adquisición del Grupo del Laocoonte, sin duda completaba inmejorablemente la colección. La obra maravilló enseguida al pueblo romano y fue objeto de incesantes visitas, -inclusive de noche-, tanto por curiosos, como por numerosos artistas y también viajeros. Es también muy importante señalar que con la entrada de este bello grupo escultórico nacieron los Museos Vaticanos de Roma.

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Laocoonte y sus hijos, por Giovanni Antonio da Brescia, 1506-1508, Grabado de 265 x 237 mm., Londres, British Museum

Tal y como muestra el bonito grabado realizado por Giovanni Antonio da Brescia (1460-1523) entre 1506 y 1508, la escultura fue encontrada sin el brazo derecho de Laocoonte y de su hijo más pequeño, además de la ausencia de la mano derecha de su hijo mayor; varios fragmentos de las serpientes siguen todavía hoy perdidas. Por este motivo, el famoso Laocoonte ha sido objeto de distintas restauraciones a lo largo del tiempo. Cuatro años después de su descubrimiento, en 1510, el papa Julio II decidió restaurar el monumento y para ello entregó el proyecto al arquitecto Donato Bramante (1444-1514), quien convocó un concurso para el cual fueron seleccionados cuatro de los mejores artistas de Roma en ese entonces: Jacopo Sansovino, Alonso Berruguete, Zacheria Volterra y el Vecchio de Bolonia. La difícil prueba consistía en realizar una copia —del grupo escultórico del Laocoonte encontrado— en cera, para más tarde fundir en bronce la mejor ejecución. Bramante pidió a Rafael (1483-1520), -quien también formaba parte del jurado-, su opinión, y éste decidió que el modelo de Sansovino había sido el mejor. De modo que el modelo en cera de Sansovino (1486-1570) fue fundido en bronce en 1510 por indicación del cardenal Grimani.

« Habiendo visto Bramante, que habitaba este palacio (de Belvedere), los dibujos de Jacopo, le cobró tal amistad, que le encargó que modelara en cera el grupo del Laocoonte, que también copiaban el español Alonso Berruguete, Zacheria Volterra y el Vecchio de Bolonia, para fundirlo en bronce. Cuando los modelos estuvieron acabados, Bramante los mostró a Rafael Sanzio de Urbino, rogándole que decidiera cuál era el mejor. Rafael juzgó que Sansovino, a pesar de su juventud, sobrepasaba a todos sus rivales. Entonces el cardenal Domenico Grimani ordenó la fundición en bronce del modelo de Sansovino; el vaciado resultó perfecto y una vez pulido fue entregado al cardenal Grimani que lo conservó con toda estima como si se tratara de una antigüedad; a su muerte lo legó a la Serenísima República de Venecia que, después de tenerlo durante varios años en la Sala del Consejo de los Diez, lo donó al cardenal de Lorena, quien lo llevó a Francia », Giorgio Vasari, Vida de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue hasta nuestros tiempos (1568).

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Laocoonte y sus hijos, Copia en mármol, 1620-1625, por Baccio Bandinelli, Galería de los Uffizi, Florencia, Italia

Además del modelo fundido en bronce, obra de Sansovino, por encargo del cardenal Julio de Médicis, -futuro papa Clemente VII y primo del papa León X, quien deseaba agasajar al rey de Francia Francisco I-, el escultor Baccio Bandinelli (1493-1560) realizaría también otra copia restaurada por completo en mármol, y aunque en un principio iría destinada como regalo al rey de Francia, finalmente, obsequiándole con otros menesteres, la obra fue enviada a Florencia después de haber permanecido unos meses expuesta en el patio del Belvedere. Esta copia, que fue creada por Bandinelli en tres piezas de mármol entre 1520 y 1525, aunque con el brazo de Laocoonte ligeramente extendido, estuvo expuesta en el Palacio Medici Riccardi de la Via Larga, y más tarde en el Casino Mediceo de San Marcos. Ya en 1671 fue trasladada definitivamente a la Galería de los Uffizi de Florencia, donde se exhibe todavía hoy. Me ha parecido interesante incluir esta copia del gran escultor Baccio Bandinelli, ya que, pese a que el brazo de Laocoonte figura ligeramente extendido (separado del cuerpo, no correspondiéndose exactamente con el original), sí que permite ver el grupo escultórico al completo; obsérvese con atención las partes más nobles de la estatua, que lamentablemente se desprendieron de la misma, y que hasta el momento siguen desaparecidas, como son: el brazo derecho del hijo menor y la mano derecha del hijo mayor, así como las serpientes « admirablemente enroscadas », que diría Plinio.

Copias del grupo escultórico conocido como "Laocoonte":

1510 Sansovino (bronce)
1520-1525 Baccio Bandinelli (mármol) Galería de los Uffizi
1530 Stefano Maderno (terracota) 71 cm.
1540 Francesco Primaticcio (Bronce) Conocido como el "Laocoonte negro", Palacio de Fontainebleau, Norte de Francia
(Miniatura en bronce por Sansovino)
1819 Copia del grupo escultórico -con el brazo derecho de Montorsoli del padre y el brazo derecho del hijo menor de Cornacchini-, en mármol (por Antonio Cánova) Colección privada.

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Detalle del expresivo rostro de Laocoonte ya con el brazo original encontrado por Pollack en 1905, restauración llevada a cabo por Filippo Magi entre 1957 y 1960, tal y como podemos admirarlo en la actualidad en los Museos Vaticanos de Roma. El grupo escultórico del Laocoonte se ha convertido en una de las esculturas más famosas e importantes de toda la historia del arte junto con El David de Miguel Ángel, la Victoria de Samotracia, o el Éxtasis de Santa Teresa de Bernini, entre otras.

Después de descubierta la mítica escultura, pronto comenzó el debate de como debía ser el brazo original del sacerdote troyano Laocoonte, la figura principal, perdido hasta este momento. De modo que fueron varios los artistas que intentaron recrearlo en el transcurso del tiempo, aunque con distintos materiales y distintas interpretaciones. No obstante, Miguel Ángel ya había avanzado desde el momento posterior a su descubrimiento que en su opinión el artista antiguo (Agesandro de Rodas) había tallado el brazo de Laocoonte flexionado, tal y como se demostró siglos más tarde ya en el siglo XX, —concretamente en el año 1905—, cuando el arqueólogo Ludwig Pollack encontró por casualidad el original en una tienda de antigüedades de la Vía Labicana de Roma, muy cerquita tanto del Coliseo como de la colina del Esquilino, a escasos metros de donde finalmente fue encontrado el grupo escultórico. Es importante puntualizar que todas las interpretaciones del brazo de Laocoonte fueron realizadas con el brazo ligeramente extendido (separado del cuerpo), salvo lo sugerido en su día por Miguel Ángel, quien ya había avanzado en el interesante debate que se suscitó después de encontrada la escultura en 1506, que el brazo original debía estar flexionado.

Cronología/Restauraciones:

Siglo II a.C. Creación del Laocoonte original en bronce por autores desconocidos, aunque en mi opinión podría tratarse de algunos de los artistas que trabajaron en la confección del bellísimo Altar de Zeus que data del año 180 a.C., parcialmente conservado y expuesto desde 1930 en el Museo de Pérgamo, Isla de los Museos, Berlín, Alemania.
Año 50 d.C. Copia del Laocoonte en mármol creado en la isla de Rodas (Grecia), obra de Agesandro, Polidoro y Atenodoro (la obra que nos ocupa)
Año 70 d.C. Tal y como recoge en sus escritos, Plinio El Viejo ve con sus propios ojos el Laocoonte de mármol blanco creado en el 50 d.C. en la mansión del Emperador Tito. El grupo escultórico formaba parte de la decoración del Palacio donde resdía el Emperador.
1506 Descubrimiento del Laocoonte el 14 de enero de 1506 en la colina del Esquilino de Roma.
1506 El papa Julio II compra la escultura a Felice de Fredis el 23 de marzo de 1506 por algo más de 600 ducados de oro.
1506 La escultura es expuesta bajo una hornacina en el Patio octogonal del Belvedere y se inauguran los Museos Vaticanos de Roma.
1520 Brazo de Laocoonte, en cera (por Baccio Bandinelli) hoy perdido; brazo ligeramente flexionado (el más aproximado al original de los que se realizaron pero nada que ver con el brazo original encontrado por Pollack (totalmente flexionado tal y como ya había sugerido Miguel Ángel)
1531 Brazo de Laocoonte, Terracota (por Montorsoli, discípulo de Miguel Ángel); brazo bastante extendido (separado del cuerpo)
1725 Brazo de Laocoonte e hijo menor y mano del hijo mayor, Mármol (por Agostino Cornacchini); brazo de Laocoonte bastante extendido
1796-97 Napoleón toma gran parte de la ciudad de Roma y se lleva el Laocoonte al Museo del Louvre de París.
1815 Napoleón es derrotado.
1817 La escultura del Laocoonte, que había permanecido en el Louvre al menos 18 años, es devuelta a Roma en 1817.
1819 Copia del grupo escultórico —con el brazo derecho de Montorsoli del padre y el brazo derecho de Cornacchini del hijo menor—, en mármol (por Antonio Cánova) Colección privada.
1905 El arqueólogo Ludwig Pollac encuentra (afortunadamente y para zanjar definitivamente el debate) el brazo original de Laocoonte en una vieja tienda de antigüedades de la Vía Labicana (muy cerquita del Coliseo de Roma). El brazo estaba flexionado tal y como ya había dicho Miguel Ángel. Pollack al verlo exclamó, ¡Éste es el codo del Laocoonte!
1957-1960 Se retiran todas las restauraciones anteriores y se añade el brazo original de Laocoonte (tal y como podemos admirarlo en la actualidad) en una minuciosa y exhaustiva restauración llevada a cabo entre 1957 y 1960 por Filippo Magi.

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Mapa de Anatolia (hoy Turquía) y Hélade, la tierra de los helenos (hoy Grecia)

La escena representada por el icónico Grupo escultórico del Laocoonte narra un episodio de la Guerra de Troya. Concretamente, hace referencia a los acontecimientos ocurridos durante 51 días en el décimo y último año de la famosa contienda, considerada como una de las más grandes batallas de toda la historia. Este pasaje viene reflejado en La Ilíada de Homero, el poema escrito más antiguo de la literatura griega, que data nada menos que del siglo VIII a.C.; no obstante, el título de la obra deriva del nombre griego de Troya, Ilión, y su trama radica en la cólera de Aquiles.

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Recreación de una de las muchas batallas que ocurrieron durante diez años en la Guerra de Troya; los soldados griegos agolpados en primer término, aguardan espectantes para enfrentarse a los soldados troyanos situados al fondo, a los pies de las insuperables murallas de la ciudad de Troya.

« Todo comenzó con una predicción de Casandra, hija de Príamo Rey de Troya, la cual vaticinaba la destrucción de Troya por culpa del nacimiento de su hermano, el Principe Paris. Por esto Paris fue abandonado a su suerte cuando era bebé para que muriese, algo que nunca ocurrió, ya que Paris fue recogido y criado por un pastor. Años después, tras enterarse de su verdadera procedencia, Paris vuelve a la corte troyana donde se le da ya todos los honores como príncipe.

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Los amores de Paris y Helena (que desencadenaron la Guerra de Troya), 1788, por Jacques-Louis David, (Neoclasicismo), Óleo sobre lienzo, 181 x 146 cm., Museo del Louvre, París, Francia

Paris es invitado a una fiesta en el palacio de Menelao, Rey de Esparta de Tíndaro y recién casado con la considerada mujer más bella de la Tierra, Helena. Fue en este encuentro en el que Paris con la supuesta ayuda de Afrodita seduce a Helena y ambos se fugan con destino a Troya donde sería desde entonces Helena de Troya. Menelao se toma la fuga como un secuestro y convoca a una gran coalición de polis griegas para atacar Troya, ya que los principales líderes de las polis habían pactado antes que todos defenderían el matrimonio de aquel que eligiese Helena. La guerra estaba servida, y Troya debía prepararse para ser atacada por una gran flota que pronto llegaría a las famosas murallas de la ciudad, las cuales ningún enemigo había podido superar."


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Flotas de los soldados griegos a su llegada a Anatolia (hoy Turquía); las murallas de la ciudad de Troya se erigían a escasos metros de la costa.

La leyenda cuenta que el príncipe Paris de Troya secuestró a su enamorada Helena de Grecia, la mujer más bella del mundo. Menelao de Esparta, su marido, faltaría más, convocó a los griegos, quienes emprendieron la guerra contra los troyanos enviando a más de 60.000 hombres y una flota de más de 1.000 navíos con el fin de rescatarla. Después de diez años de encarnizadas y duras batallas entre griegos y troyanos, —que fueron testigos de enfrentamientos entre algunos de los más grandes héroes de la historia como Aquiles, Héctor o Áyax, entre otros—, a Ulises, (quien curiosamente se había hecho pasar por loco para no ir a la guerra), se le ocurrió la idea de regalar una ofrenda al pueblo troyano para firmar la paz, nada más lejos de la realidad, ya que se trataba de una estrategia, un astuto truco y un engaño ideado por los griegos para atacar la ciudad de Troya por sorpresa.

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Aquiles mata a Héctor, cerámica policromada (pintada), h. 500-480 a.C., la obra no muestra totalmente a la diosa Atenea que se sitúa detrás de Aquiles (izq.), así como al dios Apolo, que figura detrás de Héctor (dcha.)

El dios Apolo protegía a los habitantes de la ciudad de Troya, mientras que Atenea protegía a los griegos. Los griegos construyeron un caballo de madera de 11 metros de altura que, dejándolo a las puertas de la ciudad de Troya a modo de ofrenda, serviría para firmar la paz después de diez años de guerra; la realidad es que en su interior se escondían decenas de guerreros, probablemente con Aquiles a la cabeza. Los griegos dejaron el caballo de madera a las puertas de la ciudad y simularon que regresaban a casa, pero se escondieron en una isla cercana. Los troyanos, —haciendo caso omiso a lo que les advertía el sacerdote Laocoonte—, picaron finalmente el anzuelo, y el enorme caballo de madera fue transportado al interior de las murallas de la ciudad.

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Imagen de la película Troya, con el caballo de madera —de 11 metros de altura— ya en el interior de las murallas de la ciudad. En ella podemos apreciar como los ciudadanos troyanos se han vestido para la ocasión, celebrando una gran fiesta multitudinaria que daba por terminada la guerra contra los griegos.

« Según La Odisea y otras fuentes históricas y literarias posteriores, los griegos micénicos vencieron a los troyanos en la guerra que mantenían por hacerse con el control de la estratégica Troya, gracias a un ingenioso truco ideado por Ulises. Construyeron un caballo de madera de 11 metros de altura, introdujeron en su interior un selecto grupo de guerreros y lo dejaron a las puertas de la ciudad. Los troyanos, curiosos, se llevaron el caballo dentro y cuando menos lo esperaban, vieron saltar de su interior a los griegos, que arrasaron la ciudad y mataron a sus habitantes. El número y la identidad de los ocupantes del caballo varía de unas fuentes a otras. La Odisea dice que albergó a Aquiles y sus 99 hombres. Apolodoro cifra en 50 el número de combatientes, mientras que Tzetzes escribió que fueron 23, y los nombra. Por último, Quinto de Esmirna cita 29 nombres. Entre ellos: Ulises, Neoptólemo, Menclao, Esténelo, Diomedes, Filoctetes, Ánticlo, Menesteo, Toante, Polipetes, Ayax y Eurípilo."

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arriba, imagen de la escultura de la Diosa Atenea Partenos —de ahí el nombre del Partenón de Atenas—, que se encuentra en el interior de la réplica del Partenón en Nashville, Tennessee, Estados Unidos; abajo, planos del Partenón de Atenas donde se puede apreciar en el centro del edificio la enorme escultura homenaje a la Diosa Atenea obra de Fidias.

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Laocoonte, sacerdote troyano del Dios Apolo, fue la única persona del pueblo troyano que se dio cuenta del engaño protagonizado por el caballo de madera. De modo que arrojó su flecha contra el gigante, gesto que no gustó nada a la diosa Atenea, quien muy enfadada y como maleficio, hizo salir a dos serpientes del mar para que matasen a Laocoonte y a sus hijos. "Aquellas en ruta certera buscan a Laocoonte, y primero rodean con su abrazo los pequeños cuerpos de sus dos hijos y a mordiscos devoran sus pobres miembros; se abalanzan después sobre aquel que acudía en su ayuda con las flechas y abrazan su cuerpo en monstruosos anillos, y ya en dos vueltas lo tienen agarrado rodeándole el cuello con sus cuerpos..." (Eneida, II, 201 ss).

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Laocoonte y sus hijos, obra de Agesandro de Rodas, Polidoro y Atenodoro, Museo Pío Clementino, Museos Vaticanos, Roma, Italia, la majestuosa obra que nos ocupa, llevada a análisis en esta entrada; "La forma desnuda del hombre no pertenece a ningún momento de la historia, sino que es eterno, y puede ser visto con alegría por la gente de todas las edades. ", Auguste Rodin

« El caballo es usado por los griegos como una estrategia para introducirse en la ciudad fortificada de Troya, localizada en la actual Turquía. Tomado por los troyanos como un signo de su victoria, el caballo fue llevado dentro de las murallas, sin saber que en su interior se ocultaban varios soldados enemigos. Durante la noche, los guerreros salieron del caballo, mataron a los centinelas y abrieron las puertas de la ciudad para permitir la entrada del ejército griego, lo que provocó la caída definitiva de Troya".

Después de transportar el enorme caballo de madera al interior de la ciudad, ese mismo día los troyanos celebraron una gran fiesta para dar así por finalizada una guerra que había durado diez años. Durante la noche, cuando ya todos dormían, —todo el mundo había estado de celebración bebiendo y riendo hasta bien entrada la madrugada—, ya en el interior de las murallas decenas de guerreros griegos comenzaron a descender -con riguroso sigilo- mediante cuerdas desde lo alto del caballo de madera. Acto seguido mataron a los pocos soldados troyanos que se habían quedado haciendo guardia como vigilantes, y desde lo alto de las murallas avisaron a sus compatriotas con luces de fuego, quienes se habían escondido en una isla cercana y llegaron enseguida por mar. Después de abrirles las puertas de la ciudad desde el interior, mataron a todos los troyanos ganando así la Guerra de Troya.

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Dido y Eneas, 1815, por Pierre-Narcisse Guérin, Óleo sobre lienzo, 292 X 390 cm., Museo del Louvre, París, (FR)

"La muerte de Laocoonte fue narrada por varios autores griegos y romanos. De entre todos destaca el relato de Virgilio, por su dramatismo visual y por ser un episodio que simboliza la caída de Troya que permitirá la fuga de Eneas y la fundación de Roma."

El propio Eneas cuenta a Dido la estremecedora escena: « Dos grandes serpientes surcan al mar; elevan sus pechos entre las olas y asoman en el agua crestas de sangre. Certeras, avanzan contra Laocoonte; primero, se enroscan en los tiernos cuerpos infantiles y, a dentelladas, devoran sus pobres miembros; se abalanzan después sobre aquel, que acudía a socorrerles, y aprisionan su cuerpo en monstruosos anillos; en dos vueltas lo agarran, rodeando el cuello con sus cuerpos de escamas y sacando por encima la cabeza y las altas cervices. Él pugna por desatar los nudos con las manos, con las vendas manchadas de sangre seca y negro veneno, mientras lanza al cielo sus gritos horrendos ». Eneida, 29 a. C.

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arriba, detalle del hijo mayor. El expresivo gesto de su rostro mirando y pidiendo auxilio al padre, además de querer zafarse de la serpiente que lo está estrangulando en varias de sus extremidades, resulta conmovedor.

Aunque la bella escultura de bulto redondo fue tallada desde todos ángulos con una gran calidad y perfección técnica, el grupo escultórico del Laocoonte fue realizado para ser observado principalmente desde un punto de vista único y frontal. El personaje principal de la escena, —que se corresponde con el sacerdote troyano Laocoonte—, se sitúa en posición semisedente, con el cuerpo inclinado hacia un lado, y la cabeza ligeramente hacia el otro, trazando una composición en diagonal.

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Su rostro, que parece como hechizado, —producto del maleficio ordenado por la diosa Atenea—, expresa dolor, sufrimiento y pena, además de una gran impotencia por no poder salvar a sus hijos y a él mismo de los dos monstruos marinos. Uno de los rasgos más característicos de esta bella escultura se corresponde con la anatomía masculina del Laocoonte, que se muestra como la sublime representación del cuerpo perfecto. Por este motivo, numerosos artistas del Renacimiento Italiano, incluyendo por supuesto a El Divino Miguel Ángel, estudiaron este magnífico torso en movimiento, de un gran dinamismo.

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El foco más fuerte de la composición se centra en el rostro de Laocoonte y su perfecta anatomía, —en la que se aprecian todos los músculos en tensión—, pero también son muy interesantes el gesto de su hijo mayor, mirando y pidiendo auxilio a su padre, así como la impotencia del más pequeño, totalmente aturdido e inmovilizado por la picadura de una de las serpientes.

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arriba, detalle de la figura principal. El sacerdote troyano Laocoonte intenta evitar con su brazo izquierdo ser mordido en la cadera por una de las serpientes.

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arriba, detalle del hijo menor. Es muy importante señalar que sólo el pie derecho del hijo menor fue una de las pocas piezas que fueron encontradas separadas de la estatua.

Personajes y términos que intervienen en esta maravillosa historia mitológica:

Homero, (Poeta griego autor de la Ilíada y la Odisea)
Odisea, (Poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Se cree que fue compuesta en el siglo VIII a. C.)
Ilíada, (Epopeya griega y el poema más antiguo escrito de la literatura europea, obra de Homero. Compuesta en hexámetros dactílicos, consta de 15693 versos y su trama radica en la cólera de Aquiles.
Virgilio Publio Virgilio Marón (70 a.C.-19 d.C.), más conocido como Virgilio, (Poeta romano autor de la Eneida)
Eneida (Epopeya latina del siglo I a.C. escrita por encargo del emperador Augusto con el fin de glorificar el imperio atribuyéndole un origen mítico)
Eneas, (Es un héroe de la Guerra de Troya. Se fugó a las tierras de Lacio [hoy Italia] y se convirtió en rey y protector del pueblo romano. Dos de sus descendientes, Rómulo y Remo, fueron los fundadores de la ciudad de Roma)
Dido, (reina de Cártago que se suicidó por desamor)
Paris (Príncipe de la ciudad de Troya)
Helena, la mujer más bella del mundo, conocida como Helena de Esparta y casada con Menelao
Menelao, (Rey de Esparta de Tíndaro, se casó con Helena, la mujer más bella del mundo)
Aquiles (Héroe griego de la Guerra de Troya, probablemente el más valiente y famoso)
Héctor (Héroe troyano de la Guerra de Troya)
Ulises (Héroe griego de la Guerra de Troya, fue el que tuvo la idea del caballo de madera)
Zeus (Padre de los Dioses y de todos los hombres. El más grande de los dioses del panteón helénico)
Atenea, (Diosa protectora de la ciudad de Atenas y de Grecia. Fue la diosa que ordenó salir a las serpientes del mar para que matasen al sacerdote troyano Laocoonte y sus hijos)
Apolo, (Dios protector de los troyanos)
Laocoonte, (Sacerdote del Templo de Apolo Timbreo de Troya, casado con Antiopa y con dos hijos)
Gigantomaquia, (Episodio de la Mitología griega que se corresponde con la lucha entre Gigantes y Dioses)
Plinio, (Gayo Plinio Segundo, más conocido como Plinio el Viejo, fue un escritor, científico, naturalista y militar latino, autor de la obra Historia Natural, quien pudo ver con sus ojos la escultura del Laocoonte cuando aún se encontraba en el Palacio del Emperador Tito h. 70 d.C.)
Iconografía Estudio u obra que describe y analiza las características de las imágenes relacionadas con un personaje o un tema.

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arriba, modelo/reconstrucción del Altar de Zeus, h. 180 a.C., este importantísimo Altar se encontraba antiguamente en lo alto de la Acrópolis de Pérgamo (ver vídeo), hoy, sin embargo, sólo se conserva la parte de la escalinata, que se exhibe desde 1930 en el Museo de Pérgamo, Isla de los Museos, Berlín, Alemania.



Para ir un paso más allá, y con el fin de conocer el origen de esta obra maestra de la estatuaria griega, se ha sugerido que los artistas antiguos —autores del Laocoonte original en bronce del siglo II a.C.— se inspiraron en el friso de la Lucha de Atenea y Alcioneo del Altar de Zeus en Pérgamo, y lo cierto es que viendo las imágenes inferiores, dos de los personajes presentan cierta similitud con el sacerdote troyano Laocoonte. Uno de los relieves más conocidos del famoso Altar de Pérgamo es el Panel de la Diosa Atenea (imagen inferior). En este fragmento del friso vemos como Atenea (la hija de Zeus) tira y levanta del pelo al Gigante Alcioneo, quien morirá de forma inminente por una serpiente sagrada que llega a traición desde la derecha, mordiéndole el pecho. La madre de Alcioneo (dcha, abajo) ya está separada de su hijo (Atenea no accede a las súplicas de Gea para que perdone la vida de su hijo), y Niké, la diosa de la Victoria, (arriba dcha.), ya está preparada para rematar la faena. El magnífico torso del Gigante Alcioneo se muestra semisedente (sentado) y rodeado por una serpiente, por lo que sin duda presenta cierta similitud con el torso del Laocoonte de los Museos Vaticanos de Roma.

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arriba, detalle del Panel de Atenea; este fragmento del friso del Altar de Pérgamo estaba localizado en la parte opuesta a la escalinata, concretamente en el lado derecho, tal y como podemos observar al final del vídeo. No obstante, éstos frisos de tan bella factura simbolizan un episodio de la mitología griega conocido como Gigantomaquia, —que sigue a la Titanomaquia (Duelo de Titanes)—, y se corresponde con la lucha entre Gigantes y Dioses; abajo, detalle del Gigante Alcioneo.

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"En la mitología griega Alcioneo o Alción (en griego Άλκυονεύς) era un gigante, hijo de Tártaro (el Foso) y Gea (la Tierra). Poseía una fuerza terrible, y fue uno de los caudillos de la Gigantomaquia. Fue herido por una flecha de Heracles, pero tras caer al suelo volvió a levantarse, pues era inmortal mientras permaneciera sobre su tierra natal, Palene. Atenea informó a Heracles de ello, por lo que éste fingió huir, logrando que Alcioneo le siguiera hasta salir de su país natal, momento en el que murió por la flecha que llevaba clavada".

Al igual que el Laocoonte de los Museos Vaticanos de Roma, el torso del Gigante Alcioneo se inclina hacia un lado, y la cabeza, de la que tira con fuerza la diosa Atenea, hacia el otro. Por tanto, los artistas antiguos que crearon el bronce original en el siglo II a.C., bien pudieron inspirarse en esta bellísima escultura en alto relieve. Para concluir, si nos fijamos bien en la iconografía del Laocoonte, a la misma vez que el sacerdote lucha con sus hijos por librarse de los dos monstruos marinos (las serpientes), la Diosa Atenea (a quien no vemos) tira con furia y rabia de la cabellera a Laocoonte, de forma muy similar a lo que ocurre con el Gigante Alcioneo; abajo, detalle de otra figura en relieve del Altar de Pérgamo, muy parecida con la cabeza y el rostro de Laocoonte, y hasta con el brazo derecho ("codo") flexionado...

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El Laocoonte y sus hijos ha sido copiado, imitado y parodiado en innumerables ocasiones a lo largo de la historia. Quizá una de las más famosas y espléndidas representaciones sea ésta, la versión pictórica, —de estilo manierista, con los cuerpos muy estilizados—, realizada por El Greco entre 1608 y 1614.

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Laocoonte y sus hijos (Versión pictórica), 1608-14, por El Greco, (Manierismo), Óleo sobre lienzo, 137,5 x 172,5 cm., National Gallery Washington, (EEUU)




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